Solo algo tan grande, tan doloroso, pod¡a generar semejante reunion de la familia del fútbol. All¡ estuvieron, ayer en el mediod¡a soleado de Florencio Varela, entre los verdes mansos del cementerio El Campanario, todos los que ten¡an una última l grima para despedir a Pedro Pompilio. Al esposo. Al padre. Al amigo. Al dirigente. Al presidente. Cada uno desde su lugar y con su congoja. Desde la familia, con todo el dolor y el desconsuelo de sus hijos Leandro y Natalia y su esposa Norma, hasta la largu¡sima lista de compañeros dirigentes de Boca. Desde el presidente de la Asociacion del Fútbol Argentino, Julio Grondona, hasta los ex pares del Comit‚ Ejecutivo de la AFA, como Jos‚ Mar¡a Aguilar (riBer) o Rafael Savino (San Lorenzo), con los que m s de una vez mantuvo alguna discusion por esas cuestiones de la pelota. Desde viejas glorias de su Boca hasta el plantel actual completito. Desde ex t‚cnicos del club, como Carlos Bianchi, Miguel Brindisi o Carlos Bilardo, al actual Carlos Ischia. Desde el cuerpo m‚dico hasta los empleados del club. Desde caracterizados barrabravas hasta hinchas anonimos con sud camisetas azul y oro. Todos estuvieron all¡ para despedir a Pedro y compartir tanto dolor.
A pedido de la familia, que no quiso velorio y tambi‚n pidio que no se suspendiera el partido de mañana entre Boca y San Lorenzo, el encuentro fue directamente al mediod¡a en el kilometro 34,2 de la ruta 2. A partir de las 12 empezaron a llegar personalidades de los perfiles m s diversos pero unidos en la estupefaccion por una noticia que nadie aún terminaba de digerir. Entre las 500 personas que hubo al momento del responso, entre los que entraron a la capilla y los muchos que se quedaron afuera, andaba Mauricio Macri, compañero de ruta de Pompilio durante 12 años en Boca y ahora Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y unos metros m s all se paseaba el diputado ultrakirchnerista Carlos Kunkel. Por all charlaba el Virrey con quienes ser n eternamente sus muchachos, Riquelme, Palermo, Ibarra, Battaglia y Cascini; y unos 20 metros m s ac don Julio Grondona compart¡a su tristeza con los dirigentes Eduardo Deluca y Jos‚ Luis Meiszner. Los actuales vicepresidentes de Boca, Amor Ameal, Juan Carlos Crespi y Jos‚ Beraldi, se saludaron con la cúpula anterior que formaron Gregorio Zidar y Orlando Salvestrini m s all de las diferencias que hubo en las últimas elecciones. Y por ah¡, tambi‚n, sonaban las voces de dos representantes del Barcelona, el vicepresidente Albert Perr¡n y el director general Raúl Sanlleh¡, que llegaron ayer por la mañana y se volvieron a España a la noche tras dejar sus condolencias en nombre del club y del presidente Joan Laporta. Todos, conmovidos por la muerte de un tipo tan cercano, por la funcion y los cortos 58 años, trascendieron los colores de la pol¡tica o de las camisetas para coincidir en la despedida.
El responso duro 50 minutos y, tras el sermon del sacerdote, se cerro con breves discursos de dos dirigentes que marcaron la carrera de Pedro Pompilio: Julio Grondona y Jesús Asia¡n. Al Jefe, que acompaño a la familia desde la primera fila, apenas se le llegaron a entender algunas palabras por su voz entrecortada. Y Asia¡n, de 87 años, recordo aquel arranque en la pol¡tica de Boca y nadie pudo sacarlo de su estupor. No hubo palabra, igual, que pudiera calmar el desconsuelo de Leandro, el hijo de Pompilio, que al final de la ceremonia rompio en llanto.
Todav¡a de duelo, todav¡a conmovido, Boca hoy volver a ponerse en marcha tras los dos d¡as de asueto y el equipo de Carlos Ischia regresar a Casa Amarilla para el último entrenamiento antes del partido con San Lorenzo. Todos saben que no hay triunfo que repare la p‚rdida. Pero, tambi‚n, que no hay mejor homenaje para don Pedro Pompilio.