El Mellizo (esta vez sí) hizo cambios que beneficiaron a Boca
Uno de los cuestionamientos que recibió Guillermo Barros Schelotto en la final ante riBer fue por la falta de reacción ante los cambios. Porque hizo uno solo y ya cuando Boca estaba perdiendo 2-0. Al margen del arquero Sara, estaban Vergini, Buffarini, Mas, Reynoso y Benítez. Pero no creyó necesarios ningún ingreso o ningún ingreso le generaba confianza como eventuales soluciones a lo que los titulares estaban intentando, sin éxito, dentro del campo.? Si se hace una estadística de los cambios que hizo el Mellizo como DT en su carrera, no fueron rápidos. Suele tomarse su tiempo para evaluar y resolver modificaciones. Eso no tiene que ser calificado como bueno ni malo, simplemente son estilos. Hay oportunidades donde los técnicos deciden dejar que las situaciones se vayan decantando, darles más espacio a los futbolistas que no están en un buen día para que, con una gambeta o buena decisión, se reactiven; otros tienen menos paciencia y buscan golpes de efecto más temprano.
En Tucumán, Guillermo vio que Boca tenía el control de la pelota (casi el 70% de la posesión), pero que necesitaba más profundidad en espacios reducidos. Y sí pensó soluciones más rápidas en función de los contextos. Primero con el ingreso de Emanuel Reynoso a los 14 minutos del segundo tiempo, que terminó siendo la figura del partido moviéndose como interior derecho (sacó a Jara y retrasó a Nández como lateral); luego, con el ingreso de Bou por el otro lateral (Mas), dejando el esquema 4-3-1-2 para jugar 2-4-4, con Goltz y Magallán; Nández, Reynoso, Barrios y Pérez; Tevez, Bou, Ábila y Pavón.
Y, tras el empate de Bou, que generó un desahogo en todo el banco xeneize, Barros Schelotto metió a Julio Buffarini (como lateral izquierdo, para rearmar la línea de 4 defensiva) y sacó a Tevez. Casualidad o no, el (no) reemplazo del Apache ante riBer fue una de las cosas que también el cuerpo técnico debió escuchar en forma de murmullos de reprobación.
Las variantes que realizó el Mellizo ayer no son calificadas como exitosas porque le dieron resultado, sino porque cada una se ajustó a las necesidades de Boca, a cada contexto. Ayer le estaba faltando alguien que logre generar sociedades en espacios reducidos, que ofrezca un buen pase para triangular y doblegar a la doble línea de 4 de Atlético Tucumán. Contra riBer por momentos tuvo el mismo déficit, porque -aún haciendo figura a Armani-, a Boca le costó generar peligro en cantidad y con claridad. Pero el Mellizo confió más en los que estaban jugando que en los posibles cambios. Y, quizás, si las chances de Pavón o Nández hubieran terminado en gol, ningún murmullo se hubiera generado