palermito69
Estrella


"Borombombón, Borombombón, el que no salta, es un traidor". El grito, hiriente, baja de una tribuna y está dedicado a ese futbolista que se cambió de vereda, el que el año pasado defendía unos colores y ahora se mata por hacer lo mismo en el clásico rival. Hablamos de Oscar Ruggeri, uno de los jugadores más ganadores de la historia del fútbol argentino, el que sufrió semejante desencanto en carne propia en su primer Superclásico, el 27 de octubre de 1985, cuando riBer venció a Boca con un golazo de Alejandro Montenegro.
Ruggeri, integrante del plantel de Boca campeón en 1981, y Ricardo Gareca revolucionaron el mercado de pases en el verano de 1985. Tras un extenso conflicto contractual con Boca decidieron luchar por la libertad de acción. Y la solución llegó cuando el presidente de riBer, Hugo Santilli, consiguió el pase de los dos. Además de mucho dinero, dos futbolistas del Millonario tuvieron que mudarse: Julio Jorge Olarticoechea y Carlos Daniel Tapia. Es, seguramente, la historia más conocida y más representativa de los futbolistas transferidos entre los dos colosos del fútbol argentino.
Antes, en 1983, hubo otro caso emblemático. Fue la llegada de Juan José López a Boca. Sí, el talentoso volante riverplatense, el que dio seis vueltas olímpicas con los de Núñez, se puso la del archirival. Tras su traumática salida de riBer en 1981, el negr0 pasó por Talleres de Córdoba antes de escalar en Boca, en donde jugó apenas una temporada. Lo que son las vueltas de la vida: Jota Jota regresó a riBer en noviembre de 2010 como entrenador y no pudo mantenerlo en Primera.
Explotan los casos. Gabriel Cedrés, otro que salió campeón con riBer, gritó un gol para Boca hasta desganitarse en 1997. Cuando el uruguayo regresó al Monumental para el partido de despedida de Enzo Francescoli recibió una catarata de insultos. Fernando Gamboa la rompió en la Bombonera en abril de 1994, cuando riBer le dio un baile infernal a Boca. Pero en octubre de ese año, el defensor convirtió el gol de la victoria en la definición por penales por los cuartos de final de la Supercopa y desató el delirio de la Bombonera.
Ni hablar de lo que sucedió con Gabriel Batistuta, que pasó casi sin pena ni gloria por riBer, pero que la rompió en el Boca de Oscar Tabárez. O lo de Claudio Caniggia, un wing que enamoró a los riverplatenses pero terminó tirando paredes y piquitos con Diego Maradona en la contra. El propio Ruggeri. Un producto de las inferiores de Boca que años más tarde formó parte de uno de los mejores equipos de riBer de la historia, el que ganó todo en 1986. O Ramón Centurión, un delantero que llegó a Boca con un interesante currículum pero no tuvo trascendencia. En cambio, cuando cruzó la vereda, se convirtió en el goleador de riBer en la Copa Libertadores que ganaron con el Bambino Veira como DT.
¿El último? Jonatan Maidana, quien surgió de Boca, en donde ganó tres títulos, y se fue a Ucrania. Volvió al país y tras su paso por Banfield desembarcó en Núñez. Y en su primer clásico marcó el único gol del partido.