jbismarck
Idolo
renes en llamas y un documental de Pino Solanas
Eduardo Lucita
LA ARENA
El nuevo documental del cineasta Fernando "Pino" Solanas es un repaso por un pasado ferroviario añorado y un presente colapsado. El d¡a del estreno una falla dejo varados a miles de pasajeros. La indignacion y la violencia concluyeron nuevamente con un tren en llamas.
El documental "La proxima estacion" se inicia con im genes del caos del transporte en el pa¡s, tanto terrestre como a‚reo, y con la reaccion de los pasajeros que ante un desperfecto t‚cnico convirtio a la estacion Haedo de la l¡nea Sarmiento en un caos de violencia y piroman¡a.
¿De qu‚ nos habla esta pel¡cula, cuarta de una saga de cinco documentales que busca reflejar testimonialmente el pa¡s pos-neoliberal? Nos habla del sistema ferroviario, del que tuvimos, inmerso en un determinado proyecto de pa¡s que no fue, y del que tenemos -¿tenemos?- hoy, producto precisamente de la ausencia de un proyecto de pa¡s. Nos habla de los resultados de la privatizacion: abandono y virtual estado de extincion de la mayor¡a de los viejos y gloriosos talleres ferroviarios; del desguace de su parque tractivo y remolcado; del saqueo de rieles y durmientes, del deterioro de la infraestructura, de la entrega a precio vil de los mejores equipos a los actuales concesionarios; de enormes negociados y de dejar al sistema ferroviario sometido a las leyes del mercado, porque es el "mejor asignador de recursos".
Testimonios vivientes
M s de 40 años atr s el ingeniero Albano, que fuera en aquellos m¡ticos años '60 presidente de la empresa ferroviaria nacional, supo explicarle a este cronista -joven ferroviario por ese entonces- que por su dimension y capacidad integradora, por el peso socio-economico que el ferrocarril ten¡a en nuestra sociedad, anticipaba el futuro del pa¡s. Que as¡ lo hab¡a sido en el ciclo de ascenso y que as¡ prefiguraba serlo cuando ya en esos años se anunciaba la decadencia, luego del intento racionalizador del tristemente conocido Plan Larkins.
Aquellas palabras premonitorias recobraron actualidad en mis recuerdos cuando asist¡ a la proyeccion de "La proxima estacion". No es que desconociera lo que all¡ se narra, despedido en 1995 luego de m s de dos d‚cadas de prestar servicios, he escuchado sobre muchos de esos actos depredatorios y liquidacionistas del patrimonio nacional, por parte de funcionarios, sindicalistas corruptos hasta el tu‚tano y capitalistas prebendarios, buscadores siempre de la ganancia f cil y r pida. Pero verlos de conjunto, resumidos en un par de horas es un verdadero golpe al corazon.
Algunos de los entrevistados en el documental ya hab¡an dejado testimonios: Juan Carlos Cena en "El Ferrocidio" da cuenta de todos y cada uno de estos actos de corrupcion-destruccion; los trabajos del ingeniero Elido Veschi, aún hoy presidente de la Asociacion del Personal de Direccion de los Ferrocarriles Argentinos, demuestran acabadamente como "los subsidios impl¡citos y expl¡citos que el Estado destina a las concesiones ferroviarias son, en su mayor parte, apropiados por los grupos empresarios concesionarios y no significan mejoras en los servicios". Es que el ferrocarril, como otras actividades economicas, "ha sido utilizado para transferir recursos de los sectores m s d‚biles a los m s poderosos y concentrados", nos dice.
Algo as¡ he señalado tambi‚n en mi libro "La patria en el riel. Un siglo de lucha de los trabajadores ferroviarios", una recopilacion que da cuenta de las principales huelgas ferroviarias en el siglo XX, que intenta una mirada desde los trabajadores a la privatizacion y sus consecuencias.
Las chispas incendiarias
El colapso del sistema ferroviario toma estado público cuando un desperfecto t‚cnico -de mayor envergadura que los que se suceden a diario, que son muchos en todas las l¡neas- demora el servicio m s de los atrasos habituales, all¡ la indignacion acumulada se hace presente, la reaccion de los usuarios, que viajan cotidianamente en p‚simas condiciones, invade las primeras planas. Como sucedio la semana pasada con las estaciones Merlo y Castelar de la l¡nea Sarmiento, como lo fue antes en la estacion Haedo de la misma l¡nea, y como sucedio tambi‚n en la estacion Constitucion de la l¡nea Roca. Como est pasando al momento de escribir estas l¡neas con un tren salido de Bah¡a Blanca y detenido por horas con cientos de pasajeros a bordo en las cercan¡as de Olavaria.
El gobierno nacional responde caracterizando los desperfectos t‚cnicos como sabotajes, alude a bandas de v ndalos organizadas y ahora agrega un sesgo propio del macartismo: cuando acusa a la izquierda y centro izquierda de ser responsables de un accionar premeditado.
No se les ocurre indagar las razones del desperfecto t‚cnico, si los concesionarios cumplen con las reparaciones y el mantenimiento de rigor, si hay efectivamente conocimiento y capacidad de gestion. La CNRT no controla pr cticamente nada, y si controla sus conclusiones no tienen consecuencias practicas. El gobierno hace caso omiso a los informes de la Auditor¡a General de la Nacion, que denuncian uno tras otro los incumplimientos de los concesionarios.
El ministro de Justicia dice tener todo filmado, pero no repara que los pasajeros que aparecen en los videos apedreando trenes, y supone incendian vagones, son mayoritariamente jovenes, muy jovenes, que seguramente forman parte del 40% que trabaja en negr0, sin ninguna cobertura social, mal pagos, el 60% recibe salarios por debajo de la l¡nea de pobreza. Que muchas veces viajan con lo justo, que no les alcanza para subirse a un colectivo y pagar un boleto adicional. Que cuando llegan tarde no solo pierden el presentismo, sino en muchos casos el d¡a, y pueden llegar a perder el conchabo, porque en las actuales condiciones de explotacion se tienen que ganar el puesto todos los d¡as, y siempre hay otro para reemplazarlos. No es otra cosa que la ley del mercado, en un mercado de trabajo totalmente desregulado.
Que vuelva el tren
Acierta el documental cuando señala que los usuarios agreden y destruyen lo que les pertenece por pura ignorancia, desconocen que se trata de un servicio público, que lo mal administra y gestiona un privado, pero que es un bien estatal y por lo tanto de toda la sociedad. Equivocan el enemigo.
Hay por delante una gran tarea de docencia y en este sentido la pel¡cula es un instrumento formidable. Claro que es portadora de esa impronta populista que tiende a embellecer el pasado, aunque este presente no resiste comparacion alguna. Pero eso no quita veracidad a la denuncia y al llamado a la esperanza, Que vuelva el tren! Una esperanza que no ha de ser la vuelta al pasado sino la construccion de un futuro diferente, para el tren y para el pa¡s todo. Esa esperanza que tambi‚n se encuentra en el libro "La república que ¿perdio? el tren" escrito por otro ex ferroviario, el ingeniero Rub‚n Contest¡, que con rigurosidad t‚cnica, que parecen desconocer los funcionarios de turno, elabora detenidamente un an lisis y un proyecto para refundar los ferrocarriles en el pa¡s.
Es que, como escribiera un filosofo: "el que en aquellos años conocio la esperanza, no la olvida". As¡ ha de ser con el tren, y espero que con muchas otras cosas m s.
Eduardo Lucita
LA ARENA
El nuevo documental del cineasta Fernando "Pino" Solanas es un repaso por un pasado ferroviario añorado y un presente colapsado. El d¡a del estreno una falla dejo varados a miles de pasajeros. La indignacion y la violencia concluyeron nuevamente con un tren en llamas.
El documental "La proxima estacion" se inicia con im genes del caos del transporte en el pa¡s, tanto terrestre como a‚reo, y con la reaccion de los pasajeros que ante un desperfecto t‚cnico convirtio a la estacion Haedo de la l¡nea Sarmiento en un caos de violencia y piroman¡a.
¿De qu‚ nos habla esta pel¡cula, cuarta de una saga de cinco documentales que busca reflejar testimonialmente el pa¡s pos-neoliberal? Nos habla del sistema ferroviario, del que tuvimos, inmerso en un determinado proyecto de pa¡s que no fue, y del que tenemos -¿tenemos?- hoy, producto precisamente de la ausencia de un proyecto de pa¡s. Nos habla de los resultados de la privatizacion: abandono y virtual estado de extincion de la mayor¡a de los viejos y gloriosos talleres ferroviarios; del desguace de su parque tractivo y remolcado; del saqueo de rieles y durmientes, del deterioro de la infraestructura, de la entrega a precio vil de los mejores equipos a los actuales concesionarios; de enormes negociados y de dejar al sistema ferroviario sometido a las leyes del mercado, porque es el "mejor asignador de recursos".
Testimonios vivientes
M s de 40 años atr s el ingeniero Albano, que fuera en aquellos m¡ticos años '60 presidente de la empresa ferroviaria nacional, supo explicarle a este cronista -joven ferroviario por ese entonces- que por su dimension y capacidad integradora, por el peso socio-economico que el ferrocarril ten¡a en nuestra sociedad, anticipaba el futuro del pa¡s. Que as¡ lo hab¡a sido en el ciclo de ascenso y que as¡ prefiguraba serlo cuando ya en esos años se anunciaba la decadencia, luego del intento racionalizador del tristemente conocido Plan Larkins.
Aquellas palabras premonitorias recobraron actualidad en mis recuerdos cuando asist¡ a la proyeccion de "La proxima estacion". No es que desconociera lo que all¡ se narra, despedido en 1995 luego de m s de dos d‚cadas de prestar servicios, he escuchado sobre muchos de esos actos depredatorios y liquidacionistas del patrimonio nacional, por parte de funcionarios, sindicalistas corruptos hasta el tu‚tano y capitalistas prebendarios, buscadores siempre de la ganancia f cil y r pida. Pero verlos de conjunto, resumidos en un par de horas es un verdadero golpe al corazon.
Algunos de los entrevistados en el documental ya hab¡an dejado testimonios: Juan Carlos Cena en "El Ferrocidio" da cuenta de todos y cada uno de estos actos de corrupcion-destruccion; los trabajos del ingeniero Elido Veschi, aún hoy presidente de la Asociacion del Personal de Direccion de los Ferrocarriles Argentinos, demuestran acabadamente como "los subsidios impl¡citos y expl¡citos que el Estado destina a las concesiones ferroviarias son, en su mayor parte, apropiados por los grupos empresarios concesionarios y no significan mejoras en los servicios". Es que el ferrocarril, como otras actividades economicas, "ha sido utilizado para transferir recursos de los sectores m s d‚biles a los m s poderosos y concentrados", nos dice.
Algo as¡ he señalado tambi‚n en mi libro "La patria en el riel. Un siglo de lucha de los trabajadores ferroviarios", una recopilacion que da cuenta de las principales huelgas ferroviarias en el siglo XX, que intenta una mirada desde los trabajadores a la privatizacion y sus consecuencias.
Las chispas incendiarias
El colapso del sistema ferroviario toma estado público cuando un desperfecto t‚cnico -de mayor envergadura que los que se suceden a diario, que son muchos en todas las l¡neas- demora el servicio m s de los atrasos habituales, all¡ la indignacion acumulada se hace presente, la reaccion de los usuarios, que viajan cotidianamente en p‚simas condiciones, invade las primeras planas. Como sucedio la semana pasada con las estaciones Merlo y Castelar de la l¡nea Sarmiento, como lo fue antes en la estacion Haedo de la misma l¡nea, y como sucedio tambi‚n en la estacion Constitucion de la l¡nea Roca. Como est pasando al momento de escribir estas l¡neas con un tren salido de Bah¡a Blanca y detenido por horas con cientos de pasajeros a bordo en las cercan¡as de Olavaria.
El gobierno nacional responde caracterizando los desperfectos t‚cnicos como sabotajes, alude a bandas de v ndalos organizadas y ahora agrega un sesgo propio del macartismo: cuando acusa a la izquierda y centro izquierda de ser responsables de un accionar premeditado.
No se les ocurre indagar las razones del desperfecto t‚cnico, si los concesionarios cumplen con las reparaciones y el mantenimiento de rigor, si hay efectivamente conocimiento y capacidad de gestion. La CNRT no controla pr cticamente nada, y si controla sus conclusiones no tienen consecuencias practicas. El gobierno hace caso omiso a los informes de la Auditor¡a General de la Nacion, que denuncian uno tras otro los incumplimientos de los concesionarios.
El ministro de Justicia dice tener todo filmado, pero no repara que los pasajeros que aparecen en los videos apedreando trenes, y supone incendian vagones, son mayoritariamente jovenes, muy jovenes, que seguramente forman parte del 40% que trabaja en negr0, sin ninguna cobertura social, mal pagos, el 60% recibe salarios por debajo de la l¡nea de pobreza. Que muchas veces viajan con lo justo, que no les alcanza para subirse a un colectivo y pagar un boleto adicional. Que cuando llegan tarde no solo pierden el presentismo, sino en muchos casos el d¡a, y pueden llegar a perder el conchabo, porque en las actuales condiciones de explotacion se tienen que ganar el puesto todos los d¡as, y siempre hay otro para reemplazarlos. No es otra cosa que la ley del mercado, en un mercado de trabajo totalmente desregulado.
Que vuelva el tren
Acierta el documental cuando señala que los usuarios agreden y destruyen lo que les pertenece por pura ignorancia, desconocen que se trata de un servicio público, que lo mal administra y gestiona un privado, pero que es un bien estatal y por lo tanto de toda la sociedad. Equivocan el enemigo.
Hay por delante una gran tarea de docencia y en este sentido la pel¡cula es un instrumento formidable. Claro que es portadora de esa impronta populista que tiende a embellecer el pasado, aunque este presente no resiste comparacion alguna. Pero eso no quita veracidad a la denuncia y al llamado a la esperanza, Que vuelva el tren! Una esperanza que no ha de ser la vuelta al pasado sino la construccion de un futuro diferente, para el tren y para el pa¡s todo. Esa esperanza que tambi‚n se encuentra en el libro "La república que ¿perdio? el tren" escrito por otro ex ferroviario, el ingeniero Rub‚n Contest¡, que con rigurosidad t‚cnica, que parecen desconocer los funcionarios de turno, elabora detenidamente un an lisis y un proyecto para refundar los ferrocarriles en el pa¡s.
Es que, como escribiera un filosofo: "el que en aquellos años conocio la esperanza, no la olvida". As¡ ha de ser con el tren, y espero que con muchas otras cosas m s.