Murio una gloria de Boca

jbismarck

Idolo
A los m s veteranos, ‚sos que conocen la Bombonera desde sus pilotes, no les vengan con las proyecciones del negr0 Ibarra, la vehemencia del Tano Pern¡a o los despejes del Cholo Simeone: el lateral derecho m s grande de la historia de Boca fue Lucho Sosa. Tan bien jugaba el hombre que los inventores de apodos de aquellos tiempos, seguramente m s creativos que nosotros, le pusieron Fu Manchú, en honor a un mago con amplios poderes y conocimientos. Carlos Adolfo Sosa, igual que aquel ilusionista, era capaz de provocar asombro, en especial con sus precisos centros al corazon del  rea rival para que Boy‚ y Varela cabecearan al gol, pero se comportaba como un caballero dentro de la cancha, vistiera la azul y oro o la albiceleste de la Seleccion.

Protagonizo inolvidables duelos con F‚lix Loustau y otros punteros izquierdos contempor neos. "Yo prefiero que los wines me sigan a m¡", explicaba su tendencia -toda una rareza para ese momento- a subir por el costado con pelota al pie y cabeza levantada. Los mismos valores t‚cnicos y disciplinarios que distinguieron su carrera los transmitio durante su actuacion como entrenador, que incluyo un breve paso por el Xeneize en 1960.

Nacido el 21 de julio de 1919 en Buenos Aires, luc¡a en sus tiempos de futbolista una figura estilizada, un peinado con jopo y un bigote fino que lo asemejaban a los galanes cinematogr ficos de la ‚poca. Sosa fue el primer apellido de la l¡nea media m s famosa del club, en compañ¡a de Ernesto Lazzatti y Natalio Pescia. El Pibe de Oro murio en 1988 y el Leoncito un año despu‚s. Lucho nos dejo ayer, a los 89. Boca recordar  siempre a su tr¡o m s mentado.
 
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