Los secretos, las c¡balas ocultas y las historias m¡s increíbles de Boca

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Estrella
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El estadio Alberto J. Armando fue inaugurado el 25 de mayo de 1940 con un partido amistoso de Boca contra San Lorenzo. Ganaron los locales 2 a 0}


Los extremos se tocan. Los opuestos se atraen. ¿Verdad o mentira? Según…
riBer, fundado en 1901… nació en la Boca. Su nombre, riBer Plate, surgió de la inscripción de una cajas que estaban a bordo de un barco anclado en el Riachuelo.



Boca, fundado el 3 de abril de 1905, tomó sus colores de la bandera sueca.
Su primera camiseta, dicen algunos, fue de color rosa. Pero sólo por un partido… La cambiaron por una blanca con rayas negras. No convenció, y un dirigente, en el puerto, dijo:
–Boca tendrá los colores del primer barco que pase.
Y así fue.
Pero también con simetría riverplatense. Porque la primera camiseta fue azul… con una banda amarilla cruzada. Recién después de algunos partidos fue una franja ancha y recta.



En aquellos años, la Boca olía a pizza y fainá. Barrio de inmigrantes –la mayoría genoveses–, el club recién nacido sería "el de los xeneizes". Porque xeneize quiere decir, en dialecto, "genovés"…


Pero… ¿por qué bosteros? ¿Un agravio, una burla? Nada de eso. Porque en Brandsen y Del Crucero, sagrada ciudadela de la Bombonera –estadio inaugurado el 25 de mayo de 1940–, había una fábrica de ladrillos… cuya materia prima era la bosta de los caballos.


Y ya que estamos… ¿por qué Bombonera? Porque así la bautizó Viktor Sulcic, el arquitecto esloveno que, con sus colegas Raúl Bes y José Luis Delpini, diseñó el estadio. Cuenta la leyenda que en esos días una amiga le regaló una caja de bombones con la misma forma que su proyecto.



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La Bombonera en 1940, aun faltaba la tercera bandeja


Pero antes de recalar en ese gigante de tribunas empinadas que tiemblan los 90 minutos bajo los saltos y los gritos de una hinchada única (gargantas de acero), mucha agua correría bajo los puentes del Riachuelo.


En la plaza Solís y en el anochecer del 3 de abril de 1905?, cinco muchachos decidieron fundar un club de fútbol. ¿Sus nombres para el bronce?: Esteban Baglietto, Alfredo Scarpatti, Santiago Pedro Sana, y los hermanos Juan y Teodoro Farenga.


La primera cancha estuvo en la manzana de Colorado, Pedro de Mendoza, Sengüel y Caboto. A los dos meses de nacido, Boca ya tenía ¡200 socios! Pero poca plata: para tejer las redes de los arcos hubo que pecharlo a un tal Pesce, que lo hizo gratis. Cuota mensual de los socios: 50 centavos. Al año, un peso…



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Guillermo Barros Schelotto, el campeonato y la Doce (Foto: Gabriel Rossi/Getty Images)


Y llegó el primer triunfo de la historia. La gloria del Homo Boquensis primitivo. Abril 25 de 1905: Boca 4, Mariano Moreno 0. En 1913 el salto a la liga mayor exigió una cancha de medidas reglamentarias. El gobierno le cedió un terreno en la isla Demarchi, detrás de las carboneras Wilson, pero pronto llegó el desalojo. Los dirigentes alquilaron otro, por 200 pesos mensuales, en Wilde. Desastre económico: esa mudanza significó la pérdida de 1.200 de los 1.500 socios que tenía, como protesta por el abandono de la cuna original. El vendaval amainó cuando, hasta con los tablones de la tribuna, Boca volvió al redil: cancha en Ministro Brin y Pérez Galdós, y en 1923, la tierra santa de hoy.


Las trampas del destino: Juan Brichetto, uno de los fundadores y presidente varios años, donó el dinero para comprar el alambrado olímpico de la nueva cancha. Pero se fue con los recuerdos: murió el mismo día de la inauguración de la Bombonera.


Recuerdo personal. No soy de Boca, pero sí lo era mi tío Víctor Navarro. Y de él aprendí de memoria un equipo famoso: Vacca, Marante y De Zorzi; Sosa, Lazzatti y Pescia; Boyé, Corcuera, Sarlanga, Varela y Sánchez. Algún lector dejará escapar una furtiva lágrima…



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Boca-riBer 1962. Penal para la banda roja. Patea Delem buscando el empate. Ataja Antonio Roma. Ganan los xeneizes


Corre 1962. Juegan Boca–riBer: la batalla de las Termópilas en clave porteña y tribunera. Valentim, verdugo de riBer, ya hizo un gol. De pronto, penal a favor de la banda sangre. Patea Delem.


Valentim dice: "Si no hace el gol, me voy caminando a desde mi departamento (vivía en el Once) a la iglesia de la calle Bolívar, y le regalo diez mil pesos al primer mendigo que encuentre".


Delem tira al arco. Antonio Roma, el Tarzán de Boca (contrapartida de Carrizo, el Tarzán de riBer), lo ataja. Gana Boca. Y Delem cumple: los diez mil pesos caen en manos de una anciana indigente.


Un capítulo más de los Montescos y Capuletos del fixture nativo… Odio que empezó –como la Primera Gran Guerra Mundial– en 1914.



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Partido áspero, duro y sin goles. Cero a cero clavado. En la cancha, "división de honores", lugar común de los cronistas. En la calle, batalla campal. Heridos. Y sólo la llegada de la policía impide muertos.


Pasan tres décadas. Campeonato de 1944. Noviembre 26. Boca versus Racing… en el estadio Monumental. Sí: en la cancha de riBer. Es la última fecha. Gana Boca sin sobresaltos: 3–0. Y da la vuelta olímpica –campeón por segundo año seguido–… ¡en la cancha del enemigo! Primera y única vez, pero tallada en oro.


Año 63. Boca y Santos (el histórico e imbatible Santos de Pelé) por la final de la Libertadores. Recuerda Rattin, el no menos histórico centrojás –así se pronunciaba– de Boca:
–Le pregunté a Pedernera (DT de Boca junto con Deambrossi) si quería que me peleara con Pelé y le pegara un cachetazo, para que nos echaran a los dos… El Santos iba a perder más sin Pelé que Boca sin mí… Pero se enojó. No me gustan esas cosas, me dijo.
Y ganó el Santos 2 a 1…




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Pelé y Rattin, Santos- Boca, en un partido vibrante por la Copa Libertadores

Y de dirigentes y técnicos hablando…, nombres para la estatua. Pasemos lista…



Juan Carlos (Toto) Lorenzo. Como jugador, llegó a Boca en el 45: irrelevante. Pero en 1976, el boom. Asume como DT. Trae altos nombres: Gatti, Suñé, Mastrángelo, Veglio, Sa… ¡Boca campeón! Dos gritos en el 76 (Metro y Nacional), y otros dos en el 78: la Libertadores, y la del mundo: 3–0 al Borussia alemán. Se fue de este mundo en el 2001. ¿Sus cenizas? Detrás de uno de los arcos de la Bombonera…


En 1954 empieza la Era Armando. Alberto J. (1910–1988). Rigió al club entre el 54 (campeón) y el 55, volvió en el 60 con nombres egregios (Roma, Marzolini, Valentim…), ygobernó con mano firme hasta el 80. Inició un polémico sistema de premios: un auto a cada jugador si se ganaba el campeonato o la copa. Algo que ningún club podía imitar. Ganó 12 en 21 años. Mano firme: se dio el lujo de echar al híper goleador Sanfilippo, ¡por díscolo!



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Juan Carlos “Toto” Lorenzo llevó a Boca a ganar 5 títulos


Y llegó el Coco… En julio de 2005 Alfio Basile (74) se calzó el buzo de DT. Al toque, ese mismo año Boca ganó la Recopa Sudamericana y el Apertura local. Al año, la estrella número 22 con el Clausura. En total, quinteto… Volvió en el 2009, pero nada le salió bien.


Diciembre 95: otra vez oro puro. Presidente: Mauricio Macri. DT: Carlos Bianchi. Cuatro títulos nacionales y cinco internacionales en 12 años de gestión.


Cuando Bianchi pisó la cancha por primera vez, Martín Palermo y Guillermo Barros Schelotto no se hablaban. Rencor desde niños por sus pasados platenses: Palermo, de Estudiantes; Guillermo, de Gimnasia.
Primer entrenamiento. El virrey los llama:
–Ustedes van a ser los atacantes titulares. Tienen que concentrarse juntos.
Y funcionó. Fueron una de las duplas más mortíferas del fútbol nativo. Y la amistad perdura. Bien dicen que goles son amores…




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Carlos Bianchi: cuatro títulos nacionales y cinco internacionales en 12 años de gestión


Año 2004. Semifinal de Copa Libertadores. Partido de vuelta contra riBer en el Monumental. Hinchas locales: 60 mil. Hinchas visitantes: 0, por decisión de la AFA: había olor a guerra. Definición por penales. Bianchi debe elegir a los cinco pateadores. Recorre las caras de todos. "Elegiría a los que me sostuvieran la mirada", dijo después. Entre los cinco señaló a dos de apenas 20 años: Pablo Álvarez y Pablo Ledesma. Ganó Boca. Y los Pablos no fallaron…


Misterios de la Bombonera. ¿Fantasmas, como dicen que hay en el Monumental, más allá del fantasma del descenso? Algo hay…
De día y en los partidos, es sísmica. El cemento tiembla. De noche, en silencio absoluto, "es una experiencia religiosa", juran los cuidadores.



Desarmar el escenario de la batalla lleva cuatro largas horas. Sobre ese rito y el después, el escritor italiano Alessandro Baricco escribió:"La Bombonera vacía podría compararse con lo que genera mirar a las personas que uno ama mientras duermen".


Y de paso, hay quienes juran que ese estadio es intocable, está vivo, y embruja a quienes quieren mudarlo de lugar, ampliarlo, etcétera. En eso ya fracasaron Armando y su Ciudad Deportiva, Macri y su idea de un gigante en otra latitud, y… ¿también Angelici y su proyecto de ampliación? Se verá…



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La mitad más uno, la hinchada de Boca. Cuando se juega en la Bombonera, los cimientos del estadio se estremecen (AFP)


Dicen que una dama misteriosa vive en los pasillos del primer piso. Que hay espíritus que bajan a besar el pasto. Que hay cazafantasmas: así llaman a los que absorben durante dos horas, a motor, los papelitos y todos los restos de tanta pasión: botellas, vasos, diarios, servilletas, restos de panchos, palitos de helado… Tanta basura como la de todo un barrio en una noche.


Ahora, Sección personajes. Las camisetas van al lavadero. El reino de Julia Fieres (79), bahiense hija de sirios, desde hace medio siglo. Empezó yendo a la cancha porque "mi casa era de chapa, y acá estaba más fresco", y allí vive. El club tiene grandes lavarropas de última generación, pero no convencen a Julia: "Las camisetas de los jugadores de primera las lavo a mano, y así será mientras me den las fuerzas".


Uno de los vigiladores de la noche, Ezequiel Feraud, toma la posta. Después del partido, y hasta las 7 de la mañana. Jura que no tiene miedo. "Pero escuché tantas anécdotas, que algo siento al recorrer los pasillos. Muchos dejaron las cenizas de sus queridos muertos en el césped, imagino que algo de sus almas queda".



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Diego Maradona debutó el 22 de febrero de 1981 contra Talleres de Córdoba. Marcó 2 goles. El 12 de abril jugó su primer clásico. Fue en La Bombonera, los locales ganaron 3 a 0 y El Diez hizo un golazo


Sergio Espíndola, que tiene un taller de herrería en el estadio, jura que en la cancha de básquet, vacía… "se oye picar una pelota". Pero otro custodio nocturno, Adrián, esgrime una explicación racional: "Después de tantos saltos y movimientos en las tribunas, el fierro se dilata, pero de noche baja la temperatura, se contrae, chilla y cruje".


Antonio Obrador, alias El busca, pedicuro de Boca. Con no poco orgullo: curó los pies de Rattin, Marzolini, Riquelme, Maradona, si siguen los dedos…



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Antonio Obrador, pedicuro del plantel de Boca (aquí con Martín Palermo)


Oscar Laudonio, hermano de Abel (1938–2014), ex campeón argentino welter, ayudante de la reserva de Boca, los días de partido anuncia los nombres de los jugadores agitando una bandera auriazul. Apodo de cajón: "El loco banderita".


Historia extra. El doctor Bilardo fue el primer técnico de la gestión Macri. Duró un año en dos etapas: buena y horrible. Peleó el clausura 96 hasta el final, pero una delirante gira por China en pleno torneo y la racha negra de Maradona (cinco penales seguidos, ¡errados!) tejieron un calvario. Pidió refuerzos a lo loco, decretó el adiós de Mac Allister y Márcico, echó a Basualdo… ¡por ir a un cumpleaños!, y al Mono Navarro Montoya, el arquero, por usar un buzo verde… Boca perdía casi todos los domingos, y con cualquiera. El banco era un tembladeral de cambios. Pero un domingo, entre varios jugadores, mandó a la cancha a un tal Juan Román Riquelme. Y nació un diamante en el barro…



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Juan Román Riquelme, autor del “Topo Gigio” original. Debutó en la primera división el 10 de noviembre de 1996, en un Boca-Unión de Santa Fe. Fue ídolo indiscutido de los xeneizes

El archivo es útil, pero nada late más fuerte que la voz del hincha. Elijo a Juan Valente, plateísta fiel y dueño de un petit (no tan petit) museo boquense en su casa, para que recuerde luces y sombras. Y dice de pique: "Hay que evitar un error muy común. Boca no es un equipo de fútbol: es una religión. Equipos de fútbol… son los demás. Y como en toda religión, hay momentos de dolor, donde impera el silencio, y momentos de gloria, donde se canta el Aleluya".


Primero, su racconto de desdichas: "El dos a cero contra riBer en la cancha de Boca, el día de la pelota naranja, cuando Gatti, fiel a su costumbre, le regaló el palo al Beto Alonso… Otra de Gatti. Boca jugaba contra Argentinos Juniors, que tenía un pibe joven que pintaba lindo: Diego Armando Maradona. El día anterior le preguntaron al excéntrico arquero qué opinaba de ese debut. Lacónico, dijo: 'Es un gordito, no puede hacerme un gol'. Y tuvo razón: ¡le hizo cuatro! Y ganó Argentinos cinco a tres". Hay más -jura que no muchas- pero prefiere no recordarlas.


Y ahora, los días felices.
"Un Boca–Estudiantes. Aguirre Suárez, el durísimo marcador central de los platenses, harto del baile que le estaba pegando Rojitas (Angel Clemente Rojas), lo fue a buscar hasta la mitad de la cancha y se tiró a los pies como para romperlo. Pero Rojitas quebró su famosa cintura de oro, lo esquivó, una, dos, tres veces, y lo hizo arrastrar varios metros mientras desde la tribuna baja el 'óleee, óleeee, óleeee'. ¡Glorioso! Otra. Año 65. En nuestra cancha, riBer y Boca cabeza a cabeza para definir el campeonato. riBer, con el fantasma del penal que Roma le atajó a Delem, y con algunos jugadores burlándose de Carrizo, muy sensible a las cargadas. Nos fuimos al vestuario uno cero abajo. Pero en el segundo tiempo, Pianetti metió un zapatazo desde más de treinta metros, y faltando cuatro minutos, el Beto Menéndez, ex riBer, hizo el del triunfo. Quedaba una fecha, pero ganar el campeonato fue un trámite. Y por último la alegría de ver jugar a Carlitos Tevez, allá en el 2001 cuando debutó con solo 17 años, y cuando volvió en 2015 por amor a la camiseta".




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Carlitos Tevez debutó en Boca con tan solo 17 años. Volvió en 2015 por amor a la camiseta (AFP)


Para ir cerrando.
"Mayo 24, año 2000. Partido de vuelta por la Libertadores. riBer había ganado dos–uno en el de ida. Boca debía sacar dos de diferencia. Palermo venía de una operación de ligamentos: meses sin jugar. Bianchi lo puso en el banco. Con sorna, Gallego, el técnico de riBer, dijo: 'Si ponen a Palermo, nosotros ponemos al Enzo', por Francescoli, que se había retirado cuatro años antes… Hicimos el primer gol, pero no alcanzaba. Por suerte, penal para nosotros. Convierte Riquelme. Y entonces, el milagro. Taco de Riquelme a Yepes. Como frutilla del postre, Palermo, que había entrado un rato antes, recibe dentro del área grande, retrocede, la defensa de riBer espera un pase, pero Martín, de zurda, la pone junto al palo derecho de Bonano. ¡¡¡Locura!!! Todavía festejamos como si el partido hubiera sido hoy".



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Martín Palermo -que en la foto abraza a Román Riquelme- jugó en Boca de 1997 a 2000 y de 2004 a 2011. Fue ídolo y goleador: convirtió 236 tantos. Con el equipo ganó seis títulos nacionales y ocho internacionales

Nuestro memorioso Juan nunca vio una definición por penales en vivo. Tenía una cábala. Sus hijos Juani y Agustín las seguían en el living, Juan se quedaba en la cocina, y los veía en el replay. Jura que la cantidad de copas ganada prueba que la cábala era infalible…


Hablando, más que de cábalas, de desesperación, Macri, en una entrevista, le confió a quien esto escribe que "los partidos contra riBer me ponían tan nervioso, que llegué a caminar a cuatro patas por mi despacho de la Bombonera. Y otras veces, mientras se jugaba el partido, recorría Buenos Aires en auto porque no soportaba la tensión. Cuando paraba en un semáforo, la gente me miraba como preguntando '¿Qué hace éste, que no está en la cancha?'".


Memoria con chamamé. Porque eso cantaba por radio Julio Elías Musimessi, chaqueño, medias caídas, arquero de Boca en la década del 50.
Todavía lo recuerdo: "Quince estrellas, quince estrellas tiene Boca / que iluminan… Etcétera. Cada estrella, un título. Hoy tiene 66…



Y no es difícil encontrar el final de esta nota. Está escrito en las tribunas y se repite partido a partido. Tiene apenas ocho letras. Dale Boca.

 
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