palermito69
Estrella
Según devela un periódico español, cuando el rosarino estaba dando sus primeros pasos en el Barcelona observaba constantemente a los líderes que tenía en ese momento el elenco “culé”: Ronaldinho y Deco. Y fue uno de ellos que ayudó a Lio a alcanzar la calidad y potencia de su disparo. ¿Cómo lo hizo? Realizando ejercicios después de los entrenamientos… Pero con una particularidad, los realizaban descalzos
Ya desde pequeño, Lionel Messi había deslumbrado a más de uno con la calidad de su juego. Tal es así que debutó en un amistoso ante el Porto en 2003, cuando apenas tenía 16 años, y menos de un año después lo tuvo de manera oficial, convirtiéndose en el tercer jugador más joven en jugar para el conjunto “culé” y también en el más pequeño en debutar en la Liga española –más tarde esa marca se la batiría Bojan-. Y si bien a su temprana edad, el rosarino ya dejaba en claro que era un “distinto”, lejos estuvo de conformarse con sus características diferentes. Sino que por el contrario, la “Pulga” siempre se preocupó en superarse a sí mismo. Por eso, en la temporada 2004/2005, Lio aprovechó lo más que pudo a los dos líderes que tenía el conjunto dirigido por Rijkaard: Ronaldinho y Deco. Messi logró en aquella época entablar una buena amistad con ellos, principalmente con Deco, y se quedaba después de los entrenamientos practicando disparos con ellos. Con el actual mediocampista del Fluminense, el rosarino se quedaba realizando un particular juego, que se trataba de pasarse la pelota desde lejos viendo quién pateaba más alto. Pero ese ejercicio lo realizaban de una manera muy especial: ambos disparaban sin protección en sus pies, es decir descalzos. Y como consecuencia de la calidad que logró, Messi era el encargado de ejecutar los tiros libres cuando se desempeñaba con el Barcelona B, a cargo de Tito Vilanova. Precisamente por este conocimiento previo fue que cuando Josep Guardiola y Tito se hicieron cargo del primer equipo, le recordaron a Lio su capacidad y lo designaron como encargado de disparar las faltas que tenía el equipo a favor –en ese entonces sólo lo hacían Ronaldinho, Xavi y, en algunos casos, Samuel Eto'o-. Sin lugar a dudas, la "Pulga" nació con "algo" diferente, pero él mismo se encargó de demostrar que siempre se puede mejorar. Y vaya si lo logró.

Ya desde pequeño, Lionel Messi había deslumbrado a más de uno con la calidad de su juego. Tal es así que debutó en un amistoso ante el Porto en 2003, cuando apenas tenía 16 años, y menos de un año después lo tuvo de manera oficial, convirtiéndose en el tercer jugador más joven en jugar para el conjunto “culé” y también en el más pequeño en debutar en la Liga española –más tarde esa marca se la batiría Bojan-. Y si bien a su temprana edad, el rosarino ya dejaba en claro que era un “distinto”, lejos estuvo de conformarse con sus características diferentes. Sino que por el contrario, la “Pulga” siempre se preocupó en superarse a sí mismo. Por eso, en la temporada 2004/2005, Lio aprovechó lo más que pudo a los dos líderes que tenía el conjunto dirigido por Rijkaard: Ronaldinho y Deco. Messi logró en aquella época entablar una buena amistad con ellos, principalmente con Deco, y se quedaba después de los entrenamientos practicando disparos con ellos. Con el actual mediocampista del Fluminense, el rosarino se quedaba realizando un particular juego, que se trataba de pasarse la pelota desde lejos viendo quién pateaba más alto. Pero ese ejercicio lo realizaban de una manera muy especial: ambos disparaban sin protección en sus pies, es decir descalzos. Y como consecuencia de la calidad que logró, Messi era el encargado de ejecutar los tiros libres cuando se desempeñaba con el Barcelona B, a cargo de Tito Vilanova. Precisamente por este conocimiento previo fue que cuando Josep Guardiola y Tito se hicieron cargo del primer equipo, le recordaron a Lio su capacidad y lo designaron como encargado de disparar las faltas que tenía el equipo a favor –en ese entonces sólo lo hacían Ronaldinho, Xavi y, en algunos casos, Samuel Eto'o-. Sin lugar a dudas, la "Pulga" nació con "algo" diferente, pero él mismo se encargó de demostrar que siempre se puede mejorar. Y vaya si lo logró.