el NO de Robert Plant......

jbismarck

Idolo
Por Eduardo Fabregat

Cuando nadie se lo esperaba (¿o s¡?), Robert Plant pateo el tablero: esta semana, John Paul Jones anuncio que el cantante se niega a la aventura de salir de gira, y Led Zeppelin anda a la búsqueda de una nueva voz. Lo cual deja al dirigible ingl‚s m s rengo que antes, con solo dos integrantes historicos -el bajista y Jimmy Page, que puso la piel de gallina a todos con su aparicion en la clausura de Beijing a caballo de "Whole Lotta Love"- y m s de una incognita en el camino. Con la obligatoria ausencia de John Bonham y ahora la defeccion de Plant, ¿qu‚ clase de Zeppelin ir  a sobrevolar el planeta rockero? ¿Jason Bonham tiene por gen‚tica todo lo necesario para cubrir el rol de su salvaje padre? ¿Qu‚ cantante debe buscar el grupo, uno joven y bien temperado para llegar a aquellos agudos de los '70 (con lo que hablar¡amos de un neo Zeppelin) o uno medio hecho pelota que haga pensar que Plant est  de verdad ah¡?

El domingo pasado, en ocasion del lanzamiento de La luz del ritmo, el "seminuevo" disco de Los Fabulosos Cadillacs, este cronista ensayo algunas reflexiones sobre el peso del regreso en el ideario del rock y su posible doble filo entre el ­Qu‚ bueno que volvio! y el ¿Para qu‚ volvio?. Puede adivinarse que Plant no solo se siente art¡sticamente mejor alimentado por el soberbio material registrado en Raising Sand, junto a Alison Krauss, sino que tambi‚n tiene claro ese matiz, y es probable que no tenga demasiadas ganas de esforzar al m ximo la gola a ver si llega -por en‚sima vez- a las cumbres de "Stairway to Heaven". Exponerse frente a un público que espera un imposible replay de lo que fue, exponerse al escarnio de la prensa si la cosa se vuelve excesivamente cuesta arriba: resulta dif¡cil borrar el recuerdo de Plant y Page en el escenario de Ferrocarril Oeste, busc ndose un par de banquetas para descansar ya al tercer tema.

Llama la atencion el gesto de Plant, que prefiere deso¡r el canto de sirenas que supone el retorno de una de las bandas fundamentales ya no solo del g‚nero duro sino del rock en general. Tiene algo de nobleza, de aceptacion de que (Indio Solari dixit) ciertos fuegos no se encienden frotando dos palitos, de una firmeza que no abunda en un medio tan pragm tico como para pretender que medio Queen con Paul Rodgers es algo digno de frenar los relojes. Robert, que supo eternizarse en la pantalla de cine con The Song Remains the Same, que hoy tiene su juventud cruelmente expuesta en lanzamientos como el DVD Mothership, decidio ser cl sico hasta el fin y dejar, al menos de su parte, que el dinosaurio descanse, no se contamine con segundas partes.

Es que los nuevos tiempos en la industria musical terminan planteando una linda paradoja con respecto a lo cl sico. Frente a la apreciable montaña de material ef¡mero que busca lugar en las orejas del mundo, los cl sicos brillan aún m s. Y al mismo tiempo est n de cierta forma en retirada: como señalo ese pequeño gigante llamado Angus Young en una entrevista publicada por este diario, AC/DC no tiene el m s m¡nimo inter‚s en comercializar su música fragment ndola a trav‚s de iTunes. Black Ice figura primero en las listas de ventas de varios pa¡ses, pero eso sucede por potencia de marca: mientras Angus se r¡e del iPod y en su casa pone discos de vinilo, los responsables de su sello discogr fico se pegan la cabeza contra la pared en lamentacion por el lucro cesante de la opcion digital, a la que la banda australiana solo concedio un "Rock Pack" para el videojuego Rock Band con material de un viejo concierto. Solo los monstruos de ese tamaño -que ser n dinosaurios, pero tienen la efectividad de un velocirraptor- pueden darse ese lujo.

Corren tiempos extraños: según los informes especializados, Metallica y Aerosmith ganan mucho m s dinero -entre diez y doce veces- por vender una cancion para el videojuego Guitar Hero que por las voluminosas ventas de sus discos. Smashing Pumpkins lanza su nuevo single "G.L.O.W." tambi‚n por ese medio, y ni siquiera lo comercializar  por los canales habituales. Un single de Fergie (Black Eyed Peas) es el leitmotiv publicitario para un modelo de celular que lo trae "precargado". Un celular que, al acercarlo a un parlante, exhibe en su pantallita t¡tulo, autor y disco de lo que est‚ sonando. Sin irse tan lejos, Babasonicos lanzo Mucho primero en formato de tel‚fono celular y luego como disco. Para el público m s joven, el concepto de  lbum est  cada vez m s diluido, perdido en el bodoque de canciones que suponen 4 gigas de memoria: cada tanto un artista saca un disco, s¡, pero la din mica post-soporte f¡sico (hoy el soporte no es un CD, casete, vinilo o magazine sino el mismo hardware: el Winco es el envase) hace que ese disco se volatilice r pidamente, carne de random songs. Lo que antes era discoteca de pared, hoy entra en un rincon del r¡gido.

La industria sigue pataleando por la pirater¡a (no es una lucha que pueda darse el lujo de abandonar), pero comprendio hace rato que hay un terreno que est  perdido. Por eso fue inteligente a la hora de mejorar los esfuerzos para explorar nuevos territorios: venta online, videojuegos, celulares, contenidos exclusivos para descargar con un codigo incluido en el CD original, streaming y varias otras posibilidades virtuales. Dado que sigue sin prosperar la discusion de por qu‚ las discogr ficas detentan la propiedad absoluta de las canciones que compusieron, arreglaron y grabaron otras personas, no tiene mayor sentido debatir sobre las maneras de venderlas. Es como lo que produce ver canales infantiles que instan a los niños a enviar mensajes de texto para descargarse contenidos ("­Consult  a tus pap s antes de llamar!"): se puede intentar la protesta geronte sobre como la sociedad hipertecnologiza desde el parvulario, pero frente a la brutalidad de los hechos -un niño sin acceso a la tecnolog¡a se aproxima a otra forma de analfabetizacion- parece m s sensato orientar la cr¡tica hacia lo que hacen los humanos detr s de toda esa tecnolog¡a. Aceptar que la parafernalia tecno est , y que la industria musical necesita de ella para sostenerse y seguir produciendo, no significa necesariamente aceptar una cancion a un dolar o a Steven Tyler y el pelado Corgan convertidos en emoticones.

All  lejos y hace tiempo, la directora Kathryn Bigelow pinto un enfermizo panorama de fin de siglo en Strange Days. En algunas cosas se quedo corta, en otras le erro, en varias -como en esa desesperacion humana palpable a trav‚s de la pantalla- dio en la tecla. Uno de los gadgets que la pel¡cula presentaba era una especie de arañita que se colocaba en la cabeza y permit¡a "revivir" vivencias previamente grabadas a trav‚s de los ojos: Ralph Fiennes met¡a sus disquitos en la reproductora enganchada al marote y volv¡a al pasado una y otra vez hasta quedar apresado en el dolor del amor perdido, en la música que bailaban, en el sabor de sus besos, en la emocion irrepetible de aquellos tiempos. Robert Plant declino la oferta. La música sigue.
 

Heber

Estrella
Si no quiere salir de gira el resto de la banda tampoco tendr¡a que hacerlo, que ladris que son los de queen sin mercury y los doors sin Morrison.
 

jbismarck

Idolo
cita:Originalmente enviado por HEBER PR

Si no quiere salir de gira el resto de la banda tampoco tendr¡a que hacerlo, que ladris que son los de queen sin mercury y los doors sin Morrison.

opino igual....Deep Purple va de gira con Gillan...;);)
 
cita:Originalmente enviado por jbismarck

cita:Originalmente enviado por HEBER PR

Si no quiere salir de gira el resto de la banda tampoco tendr¡a que hacerlo, que ladris que son los de queen sin mercury y los doors sin Morrison.

opino igual....Deep Purple va de gira con Gillan...;);)

Si, con Gillan pero sin Blackmore ni Lord, q eran las almas musicales de la banda
 
cita:Originalmente enviado por HEBER PR

Si no quiere salir de gira el resto de la banda tampoco tendr¡a que hacerlo, que ladris que son los de queen sin mercury y los doors sin Morrison.

LA GRAN DIFERENCIA ES QUE MORRISON Y MERCURY NO SE NEGARON A SALIR DE GIRA.
 

Heber

Estrella
Claro, si quieren salir de gira que tengan el respeto de esperar a que se muera por lo menos.
 
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